Sentado en mi sofá, con mis pies alzados y mi computadora en mis piernas, escribo. Ante mi hay un televisor apagado, y la mesa para el café que divide el espacio entre donde yo me encuentro y aquella pantalla negra esta cubierta por un desmadre: hojas, libros, cuadernos, discos, platos sucios, vasos, una vela, una cámara, más libros, bolsas de plástico vacías, y mucho más. Es aquí, ante esta mesa y en este sofá, donde hago mi vida.
Suena el piano sutilmente, pero no hay nadie sentado en la banca que se encuentra ante él. Es más como un lamento, una necesidad a ser tocado, acariciado, una nota melancólica que muy pocas personas pueden oir. Ante el piano se encuentra otro sofá, reclinable, se puede transformar en cama, y sobre éste hay una pequeña repiza cubierta de libros, todos rojos, todos clásicos.
Hay más libros en otras repizas y en otros muebles, inclusive en la mesa del comedor que es muy rara vez usada para comer, ahí hay quien estudia, pero yo no, yo estudio en el sofá, escribo en el sofá, con mis pies alzados en la mesa para el café, mis pies uniéndose al caos que sobre ella yace.
Si se inspecciona con cuidado, hay muchos más objetos a los antes mencionados: una baraja vieja, otra más nueva, y a la que se le derramó el trago de vodka; también hay dominós, uno cubano y varios regulares; hay un sintetizador, hay una guitarra, un amplificador; lámparas, tapetes, las ventanas cubiertas por cortinas; ¿mencioné los cuadros?, ¿o las plantas?, ¿más papeles?, ¡Medicinas! Pareciera una farmacia entera.
Así es la cueva, como la llama un amigo, "La Cueva del Escritor." El punto de reunión por excelencia de dos filósofos errantes. Aquí se escribió el manifiesto, aquí se escribió la mancha, el otro manifiesto, y el jardín de los pensamientos. Entre el desorden, aqui nace la inspiración.
La Cueva del Escritor, un caos ordenado.
domingo, 30 de enero de 2011
viernes, 28 de enero de 2011
El Manifiesto del Filósofo Errante
El Manifiesto del Filósofo Errante
Soy hijo del pensamiento, hijo del movimiento; soy un soñador de utopías, un añorador de la inmortalidad, de pensar activo, idealista, sujeto a lo irreal, en cambio constante para nunca ser el mismo, un alma que cree en la importancia de la creatividad: me hago llamar Filósofo Errante, y no soy el único, pero, ¿qué signinfica este nombre?
¡Detente! Para un segundo, sólo uno, y dedícalo al pensamiento: ¿a dónde irás? ¿qué harás? y ¿cómo buscarás la trascendencia?; porque este es el objetivo supremo de todo errante, cómo lograrla es el camino único que cada uno toma. Ya el segundo transcurrido y esto pensado, no te detengas más. Recorre los caminos mentales, laberintos enmarañados, y fisicos de las ciudades. ¡Muevete! Crea, piensa, planea, todo sobre la marcha; la fatiga no existe, pues frito estoy, sin una pizca de cordura, aprendiendo a cada paso, una enseñanza en los detalles. Debraya, expresa, discute, busca el pensamiento, no lo esperes, no te detengas.
¡Libera tu mente! Piensa el porque de la situación, cuestiónate. No sabes nada, sin embargo, debes buscar el saber. Recurda: pienso, me muevo, luego existo; si me detengo, o si dejo de pensar, también dejo de existir.
El café es mi droga, mi suero de vida, mi nectar; gasolina para mi cuerpo acelerado. El café corre por mis venas, la cafeina inunda mi mente, y yo me muevo cada mañana en peregrinación por él; en el camino pienso, debrayo, discuto, y, lo más importante, me expreso. Me tachan de loco por mis peregrinaciones, porque no notan que el café no es el fin, sino un medio, y no es el final del camino lo que importa, sino el trayecto, extrapolándolo a mi vida, la conversacion que surge, una critica a todo, una completa ira por cambiar de sitio; platicas anarcas, platicas de inteligencia, comunicando escritos y distintas formas de expresion.
Todo es relativo y nada es absoluto; en esta incertidumbre me alzo sobre los demás como un ave de fuego, inmortal, trascendente, nunca estático, siempre debrayante. Busco el saber, trascender sobre lo mortal, ya sea con una bufanda o con las huellas dejadas. Soy un Filósofo Errante, en cada vicio tengo una virtud, pertenezco a todo y, a la vez, a nada.
Octavio Pérez Sánchez (acefspades)
Diego Olivera Machorro (skw)
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jueves, 27 de enero de 2011
Navega la mancha
Al borde de un navío, como capitán del mismo, navega la mancha. Por detrás la acompañan un trío de buques, sus hermanos pensamientos que, con banderas alzadas y cánticos coreados, anuncian la llegada de la flota de la cual la mancha es la comandante.
O mancha, ¡tan lejos has llegado! Solías ser un simple pensamiento, un borrón en una pizarra, y ahora mírate, con tu sombrero negro de ala ancha, con plumas en un costado, con tu traje de lino, rojo y morado. Y al frente de tu barco, al frente de tu flota, o mancha, realmente me has inspirado.
O mancha, ¡tan lejos has llegado! Solías ser un simple pensamiento, un borrón en una pizarra, y ahora mírate, con tu sombrero negro de ala ancha, con plumas en un costado, con tu traje de lino, rojo y morado. Y al frente de tu barco, al frente de tu flota, o mancha, realmente me has inspirado.
El despertador
Es temprano, lo sé porque los ojos arden y no quieren abrir, lo sé por aquel sonido agudo que viene de la cómoda. El despertador suena y los ojos se reúsan a abrir, la mente está nublada y el cuerpo se rehúsa a cooperar, a levantarse. El despertador suena y suena, pero no surte efecto, es más bien una molestia, y pronto una mano extraviada lo encuentra y lo apaga. Las luces nunca se encendieron, los ojos nunca abrieron. La mente se vuelve a apagar lentamente, luz a luz, pensamiento a pensamiento, hasta que el resultado es un plácido dormir.
miércoles, 26 de enero de 2011
La Sociedad de los Filósofos Errantes
La Sociedad de los Filósofos Errantes es, para muchos, para la mayoría, desconocida. Sus miembros son pocos y éstos se mezclan con la gente común y no son reconocidos como extranjeros. No es una sociedad secreta, pues si lo fuera, la curiosidad de aquellos que saben de ella pero son ajenos a su total acabaría por revelar todos sus misterios. La Sociedad de los Filósofos Errantes es, más bien, una canción indocumentada.
Nada ha cambiado
Vueltas y vueltas y más vueltas. La victimaria se hace la victima, el ofendido vuelve a serlo, y ¿sabes qué? Nada importa. Todo sigue igual, la Tierra continúa su rotación, el insomniaco continúa con su insomnio, el depresivo con su depresión, el constructor con sus construcciones.
Lo importante, el escritor continúa con sus escritos.
Lo importante, el escritor continúa con sus escritos.
lunes, 24 de enero de 2011
Humanos
Somos todos unos envidiosos, unos hipócritas, unos groseros; la diferencia entre unos y otros es lo que ésto nos lleva a hacer.
Al final, somos todos humanos.
Al final, somos todos humanos.
Fuego, una agresión
Una televisión encendida, literalmente, arde en llamas. A su alrededor, ramas y libros hacen la fogata. Un reloj extraviado se encuentra en el montón, así como un teléfono, un control de nintendo, una fotografía, más libros, revistas. Es enorme, del tamaño de una casa, de hecho es una casa la que arde, desplomada, la gente arroja sus pertenencias al fuego, se desprende de todo, y todo arde por igual. Es un fuego que quema a la distancia, que incinera cejas de aquellos mirones, que irrita sus ojos, y la gente lo continúa alimentando, inclusive le hecha gasolina para que no deje de arder.
Sin que nadie lo espere, pero sin que sorprenda a nadie, alguien empuja a un muchacho al fuego; su muerte es lenta y dolorosa. Entonces alguien se clava a la enorme fogata, por su propia voluntad, gritando, es mi tiempo, es mi hora. Un par de personas lo siguen, y los tres son devorados por las llamas.
Empieza a soplar un fuerte viento, desde el este sopla, distribuyendo ceniza y exparciendo al fuego a las otras casas, a los jardines. A nadie le importa, nadie se mueve mientras las llamas los consumen a todos, el pequeño pueblo muere bajo el fuego.
Sin que nadie lo espere, pero sin que sorprenda a nadie, alguien empuja a un muchacho al fuego; su muerte es lenta y dolorosa. Entonces alguien se clava a la enorme fogata, por su propia voluntad, gritando, es mi tiempo, es mi hora. Un par de personas lo siguen, y los tres son devorados por las llamas.
Empieza a soplar un fuerte viento, desde el este sopla, distribuyendo ceniza y exparciendo al fuego a las otras casas, a los jardines. A nadie le importa, nadie se mueve mientras las llamas los consumen a todos, el pequeño pueblo muere bajo el fuego.
domingo, 23 de enero de 2011
Perdido
Tengo frío, dijo.
Tengo frío, repitió.
Iré a caminar bajo el sol.
Y así fue que salió de su casa vacía, de su casa tempalda, y se dirigió a donde lo llevaron sus pies. Caminó por sólo diwz minutos y fue entonces que decidió regresar. Sólo había un problema.
¿Donde estoy? se preguntó.
Disculpe, ¿me podría decir donde estoy? le preguntó a un extraño.
¿Y cómo llego a casa?
Claro, se me olvidaba que no sabe donde vivo.
Yo tampoco lo se.
No recuerdo nada.
Tengo frío, repitió.
Iré a caminar bajo el sol.
Y así fue que salió de su casa vacía, de su casa tempalda, y se dirigió a donde lo llevaron sus pies. Caminó por sólo diwz minutos y fue entonces que decidió regresar. Sólo había un problema.
¿Donde estoy? se preguntó.
Disculpe, ¿me podría decir donde estoy? le preguntó a un extraño.
¿Y cómo llego a casa?
Claro, se me olvidaba que no sabe donde vivo.
Yo tampoco lo se.
No recuerdo nada.
sábado, 22 de enero de 2011
Del otro lado de la puerta
Mira detrás de esa puerta, vamos, ábrela; ahora dime, ¿qué ves? No tengas miedo. Sí, es como tú. Tiene los mismos ojos, la misma cara, la misma voz, su estatura es tu estatura, su edad es tu edad, es como verse en un espejo.
Háblale. Te repito, no tengas miedo. Sí, te lo prometo.
Es interesante, ¿no? Hablar contigo mismo, debatir tus ideas, vistas desde diferentes puntos de vista, uno desde el corridor iluminado, rodeado de vitrales, un mundo de colores; el otro, desde la oscuridad del armario, aquel que se encuentra detrás de la puerta. Le da una nueva profundidad a tu pensamiento, ¿no es así?
¡Detente, no entres! ¡Te dije que no entraras! Ahora la perspectiva es la misma, las opiniones no variarán, y lo peor, ya no sé cual de los dos es el real.
Ni modo, cerraré la puerta. ¡Estás encerrado!
Háblale. Te repito, no tengas miedo. Sí, te lo prometo.
Es interesante, ¿no? Hablar contigo mismo, debatir tus ideas, vistas desde diferentes puntos de vista, uno desde el corridor iluminado, rodeado de vitrales, un mundo de colores; el otro, desde la oscuridad del armario, aquel que se encuentra detrás de la puerta. Le da una nueva profundidad a tu pensamiento, ¿no es así?
¡Detente, no entres! ¡Te dije que no entraras! Ahora la perspectiva es la misma, las opiniones no variarán, y lo peor, ya no sé cual de los dos es el real.
Ni modo, cerraré la puerta. ¡Estás encerrado!
jueves, 20 de enero de 2011
Expresión
Repito la cuestión, ¿por qué escribo? No es un pasatiempo, ni un trabajo, es una necesidad. Expresarme es una necesidad. Mi objetivo, que cada palabra que escriba signifique algo, aunque sea basura que luego arranque de mi cuaderno y tire. Mi objetivo, que cada movimiento que haga, exprese algo, comunique algo, aunque no sean todos capaces de leerlo.
martes, 18 de enero de 2011
Un escritor
Ayer me dijeron que:
Un escritor lee mucho, escribe mucho, y vive mucho.
Un escritor lee mucho, escribe mucho, y vive mucho.
lunes, 17 de enero de 2011
Soñar de un piano quemándose
Se escucha, en el fondo, una canción, el instrumento principal es un piano; en mis piernas se encuentra un cuaderno abierto y en mi mano una pluma. La canción es fluctuante, tranquila por momentos, por otros, no tanto. Mi mente entra en sincronía con esta canción, me inspiro, mi mano se acerca al papel, empieza a escribir. La letra de la canción es desconocida para mí, y no le pongo atención, de hecho, bien podría ser una instrumental; a las palabras que escribo tampoco les presto atención.
La canción termina y el silencio reina, y es en ese momento que dejo de escribir. Leo lo que anoté en mi cuaderno, no me gusta, lo arranco, lo hago bola, lo quemo. Un grito se oye a la distancia, dejo el papel incinerandose mientras voy a investigar y veo un piano que está quemándose.
Me detengo y pido perdón, pero no lloro. Luego le doy la espalda y pienso: hoy me arrepiento, mañana, lo habré olvidado.
Y despierto, no recuerdo el sueño.
La canción termina y el silencio reina, y es en ese momento que dejo de escribir. Leo lo que anoté en mi cuaderno, no me gusta, lo arranco, lo hago bola, lo quemo. Un grito se oye a la distancia, dejo el papel incinerandose mientras voy a investigar y veo un piano que está quemándose.
Me detengo y pido perdón, pero no lloro. Luego le doy la espalda y pienso: hoy me arrepiento, mañana, lo habré olvidado.
Y despierto, no recuerdo el sueño.
domingo, 16 de enero de 2011
Sueños
Ahora que estoy leyendo a Jung constantemente leo sobre la importancia de los sueños. ¿Qué tan mal estoy, que soy incapaz de recordar los míos?
viernes, 14 de enero de 2011
Dentro de un sueño desperté
Hace mucho tiempo, dentro de un sueño desperté, o soñé que estaba despierto. Caminé por el sueño perfectamente consciente de que era tan sólo eso, un sueño, y que, como tal, en el podían suceder cosas que normalmente no suceden. Caminaba por ahi y me topé con ella, y tuvimos una conversación, de repente, la conversación tomó un camino oscuro y hostil, y yo, director de la orquesta, sin saberlo hasta ese momento, desee regresar en el diálogo y esto sucedió. Me di cuenta de que yo era quien movía los hilos en lo que solo se podía describir como el más real desfile de títeres, que me había vuelto amo y señor de mi subconsciente. ¡Qué buen sueño fue a partir de entonces! Todo sucedía como yo lo deseaba, y era tan real...
Cuando desperté, me tomo unos segundos darme cuenta de que tan solo había sido un sueño. De hecho estaba por recoger el teléfono y llamarla, hasta que me acordé de la realidad.
Cuando desperté, me tomo unos segundos darme cuenta de que tan solo había sido un sueño. De hecho estaba por recoger el teléfono y llamarla, hasta que me acordé de la realidad.
jueves, 13 de enero de 2011
¿Gravedad?
De no ser por la gravedad, la rotación de la Tierra nos mandaría a todos a la chingada, aunque sin gravedad, poruqe diablos estaría la Tierra en rotación. ¿Y la gravedad de las cosas? Sin gravedad, no habría perspectiva.
miércoles, 12 de enero de 2011
Mundo de cabeza
La mesa esta volteada, de cabeza o rotada, da igual. El cazador se vuelve el cazado, el contento se vuelve el triste, el que se sentía culpable pasa a quejarse, lo hermoso pierde el brillo. ¿Qué hacer? ¿qué hacer cuando el mundo se ha puesto de cabeza?
lunes, 10 de enero de 2011
Estamos de regreso
Tras unas inmerecidas vacaciones (porque aceptemoslo, ¿qué due el semestre pasado sino una enorme vación?), viajes entre Querétaro y el DF, una visita a Cuba, mucha escritura y algo de lectura (menos de la que debió ser), estoy de regreso, listo para escribir de nuevo en estos confines, compartir con quien quiera leer lo que pasa por mi cabeza.
-Octavio, bienvenido de regreso.
-Gracias.
-¿Todo bien en el descanso?
-Más que bien.
-Que bueno, ahora, ¡a trabajar, flojo!
-Octavio, bienvenido de regreso.
-Gracias.
-¿Todo bien en el descanso?
-Más que bien.
-Que bueno, ahora, ¡a trabajar, flojo!
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