Vueltas y vueltas y más vueltas. La victimaria se hace la victima, el ofendido vuelve a serlo, y ¿sabes qué? Nada importa. Todo sigue igual, la Tierra continúa su rotación, el insomniaco continúa con su insomnio, el depresivo con su depresión, el constructor con sus construcciones.
Lo importante, el escritor continúa con sus escritos.
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