Se escucha, en el fondo, una canción, el instrumento principal es un piano; en mis piernas se encuentra un cuaderno abierto y en mi mano una pluma. La canción es fluctuante, tranquila por momentos, por otros, no tanto. Mi mente entra en sincronía con esta canción, me inspiro, mi mano se acerca al papel, empieza a escribir. La letra de la canción es desconocida para mí, y no le pongo atención, de hecho, bien podría ser una instrumental; a las palabras que escribo tampoco les presto atención.
La canción termina y el silencio reina, y es en ese momento que dejo de escribir. Leo lo que anoté en mi cuaderno, no me gusta, lo arranco, lo hago bola, lo quemo. Un grito se oye a la distancia, dejo el papel incinerandose mientras voy a investigar y veo un piano que está quemándose.
Me detengo y pido perdón, pero no lloro. Luego le doy la espalda y pienso: hoy me arrepiento, mañana, lo habré olvidado.
Y despierto, no recuerdo el sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario