-¿Ves esta pizarra? -preguntó la mancha -Es mi reino. De esquina a esquina. Blanco, pulcro, eterno.
-¿Ves esta pizarra? -repitió -la odio.
El profesor hizo caso omiso de la mancha. Alzó el paño mojado que sujetaba en su mano y limpió el pizarrón.
martes, 31 de mayo de 2011
lunes, 30 de mayo de 2011
Una bufanda negra
Una a una las luces del departamento se fueron apagando. Pronto todas las habitaciones que lo integraban estaban completamente oscuras. El hombre que habitaba el departamento miró por la ventana. Afuera había mucha niebla. Los edificios que veía se fueron apagando también. Alzó la vista. Una a una las estrellas perdieron su luz, así como la luna. El hombre salió a la calle. Era imposible ver entre tanta oscuridad, y con tanta niebla.
El hombre despertó y vio, junto a su cabeza, descansando sobre la almohada, una bufanda negra. Supo entonces de que se trataba.
El hombre despertó y vio, junto a su cabeza, descansando sobre la almohada, una bufanda negra. Supo entonces de que se trataba.
viernes, 20 de mayo de 2011
La Mancha, Cuentos y Poemas
La Mancha, como dijo un amigo una vez, un grito desesperado de vida. Un pensamiento como ninguno. Su manchea, partiendo del Mundo de las Ideas y hasta su regreso. ¿Me conoces? Sabes de La Mancha. Puede que no sepas que es exactamente, pero has oído de ella. Ahora puedes conocerla.
La Mancha, Cuentos y Poemas, es eso.
Está disponible en Lulu.com y próximamente en Amazon.
La Mancha, mi más grande obsesión. Mi querida Mancha.
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domingo, 15 de mayo de 2011
¿Sueño o delirio?
Viernes. Fiesta. Un par de tragos de whisky. Una situación con una mujer. Insomnio. Y después de eso, ¿sueño o delirio?
¿Acaso importa? Vi por mi mente pasar imágenes vívidas. Deseos, pesadillas. Vi una motocicleta robada atropellar a alguien. Traté de detenerla, pero la mujer estaba eufórica. Huimos, junto con un par de extraños conocidos. Llegamos al departamento y repentinamente eramos veinte. Había dos estuatillas del Dalái Lama en extremos opestos de la habitación. Había espadas. Había armaduras. Telas. Lámparas. Tapetes. Mucha gente, muchos objetos, en un depa tan pequeño que tuvo que crecer. Vi el futuro. Me puse de pie.
De regreso en la realidad, acudí a mi cita con el psiquiatra.
¿Acaso importa? Vi por mi mente pasar imágenes vívidas. Deseos, pesadillas. Vi una motocicleta robada atropellar a alguien. Traté de detenerla, pero la mujer estaba eufórica. Huimos, junto con un par de extraños conocidos. Llegamos al departamento y repentinamente eramos veinte. Había dos estuatillas del Dalái Lama en extremos opestos de la habitación. Había espadas. Había armaduras. Telas. Lámparas. Tapetes. Mucha gente, muchos objetos, en un depa tan pequeño que tuvo que crecer. Vi el futuro. Me puse de pie.
De regreso en la realidad, acudí a mi cita con el psiquiatra.
martes, 10 de mayo de 2011
Aini
La tienda de té era pequeña. Sus paredes estaban cubiertas por estantes repletos de muchas varidades de té, así como tazas, teteras y otros accesorios. Cerca de la caja había una canasta con un sólo paquete de té verde Aini. Ciento sesenta decía el precio. Ante la caja, mirando dicha canasta, se encontraba un joven muchacho.
-¿Ciento sesenta? A mí me costó cien pesos más. Igualito el empaque y todo -pensó el joven -.Creo que lo llevaré, sí. Además a mí ya se me acabó.
-Con permiso -dijo una mujer de edad avanzada, acercándose a la caja.
-Este...si -dijo el joven.
-Y esto también -dijo la mujer a la cajera mientras una de sus manos arrugadas se estiraba y tomaba el empaque de Aini.
El joven se quedó mirando la canasta vacía.
-¿Ciento sesenta? A mí me costó cien pesos más. Igualito el empaque y todo -pensó el joven -.Creo que lo llevaré, sí. Además a mí ya se me acabó.
-Con permiso -dijo una mujer de edad avanzada, acercándose a la caja.
-Este...si -dijo el joven.
-Y esto también -dijo la mujer a la cajera mientras una de sus manos arrugadas se estiraba y tomaba el empaque de Aini.
El joven se quedó mirando la canasta vacía.
domingo, 8 de mayo de 2011
Marea
Marea alta que inunda mi mente,
Marea alta por siempre
Que refleja aquella luna
De rostro hermoso
Que descansa en los cielos
De mi mente
(Esa luna que mi sueño ahoga,
Y mi aliento, mis latidos,
Y mis pensamientos roba).
¡O marea! Reflejo eres de la luna,
De su rostro que me absorbe
Aunque venga sólo en recuerdos,
De su rostro que deseo,
Y que está tan lejos.
Marea alta por siempre
Que refleja aquella luna
De rostro hermoso
Que descansa en los cielos
De mi mente
(Esa luna que mi sueño ahoga,
Y mi aliento, mis latidos,
Y mis pensamientos roba).
¡O marea! Reflejo eres de la luna,
De su rostro que me absorbe
Aunque venga sólo en recuerdos,
De su rostro que deseo,
Y que está tan lejos.
viernes, 6 de mayo de 2011
Vals
Un, dos, tres,
Un, dos, tres.
Izquierda
Brincando,
Derecha
Danzando.
Tristeza
Vacía
Con risa
Oscura.
Al ritmo
Trazado,
Al ritmo
Del vals.
Un, dos, tres.
Izquierda
Brincando,
Derecha
Danzando.
Tristeza
Vacía
Con risa
Oscura.
Al ritmo
Trazado,
Al ritmo
Del vals.
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vals
lunes, 2 de mayo de 2011
La Bufanda Negra
La noche era fría y húmeda. Una capa de neblina se había posado sobre el mundo. Las calles se encontraban a oscuras debido a un apagón. Era noche de luna nueva. El cielo estaba nublado. No había ni una sola luz. Tiago caminaba por la oscuridad absoluta. No podía ver ni la palma de su mano, sin embargo cuando se cruzó con ella la vió. Era una bufanda negra que yacía en el piso. Estaba en perfectas condiciones, no podía llevar ahí mas de unos minutos. Tiago inmediatamente supuso que la bufanda lo eligió.
Ya con la bufanda rodeando su cuello, Tiago se dió cuenta que la oscuridad a su alrededor no era tan absoluta. De hecho podía ver perfectamente. Continuó su camino con su nuevo tesoro y fue entonces que la vio, una sombra que se acercaba a él. Cuando estuvo a sólo unos pasos de distancia, la sombra le habló.
-Esa bufanda no te pertenece -dijo la sombra.
-Tal vez no antes, pero me ha elegido -respondió Tiago.
-Demuestralo -dijo la sombra.
Tiago, como si siempre hubiera sabido de los poderes misteriosos de la bufanda, alzó una mano. El mundo se volvió más frío, la neblina se intensificó. Del cielo cayó un rayo sobre la sombra y ésta desapareció. El trueno furioso ahogo su grito.
-Muy bien -dijo La Muerte, quien había observado la escena completa desde las sombras.
-Gracias -murmuró Tiago.
-Tener control sobre la muerte, es un gran poder.
-Te controlo -dijo Tiago, sonriendo.
-No, yo ya no soy más -La Muerte empezó a desvaneserse -. Es ahora tu turno.
-¿Mi turno?
-Sí, la bufanda te eligió. Y yo ya no soy más.
La Muerte se desvaneció por completo. Tiago se quedó solo. Trató de deshacerse de la bufanda, pero ésta estaba aferrada a su cuello. Una mujer pasó junto a Tiago y tropezó con algo. Gritó. Tiago dejó de pelear con la bufanda y miró. Ahí donde la mujer había tropezado se encontraba su cuerpo.
Ya con la bufanda rodeando su cuello, Tiago se dió cuenta que la oscuridad a su alrededor no era tan absoluta. De hecho podía ver perfectamente. Continuó su camino con su nuevo tesoro y fue entonces que la vio, una sombra que se acercaba a él. Cuando estuvo a sólo unos pasos de distancia, la sombra le habló.
-Esa bufanda no te pertenece -dijo la sombra.
-Tal vez no antes, pero me ha elegido -respondió Tiago.
-Demuestralo -dijo la sombra.
Tiago, como si siempre hubiera sabido de los poderes misteriosos de la bufanda, alzó una mano. El mundo se volvió más frío, la neblina se intensificó. Del cielo cayó un rayo sobre la sombra y ésta desapareció. El trueno furioso ahogo su grito.
-Muy bien -dijo La Muerte, quien había observado la escena completa desde las sombras.
-Gracias -murmuró Tiago.
-Tener control sobre la muerte, es un gran poder.
-Te controlo -dijo Tiago, sonriendo.
-No, yo ya no soy más -La Muerte empezó a desvaneserse -. Es ahora tu turno.
-¿Mi turno?
-Sí, la bufanda te eligió. Y yo ya no soy más.
La Muerte se desvaneció por completo. Tiago se quedó solo. Trató de deshacerse de la bufanda, pero ésta estaba aferrada a su cuello. Una mujer pasó junto a Tiago y tropezó con algo. Gritó. Tiago dejó de pelear con la bufanda y miró. Ahí donde la mujer había tropezado se encontraba su cuerpo.
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