Mi vista estaba fija en el pasillo. Por él, la gente caminaba, algunos eran conocidos y a éstos saludaba; otros, caras familiares pero cuyos nombres no conocía, y cuyas personalidades nunca me habían sido descritas. Éste era mi único entretenimiento.
Siempre me ha dado curiosidad mirar a las personas que caminan; mientrás estáticas, a excepción de ser una chica bonita, no me interesan de igual manera: de hecho, lo más probable es que no me llamen la atención para nada. Es por ello que mi mirada estaba fija en el pasillo por donde la gente caminaba. Fueran en grupo o en solitario, cada vez que mi visión periférica captaba movimiento, mis ojos se movían para seguirlo, observarlo, analizarlo.
La gente que conocía traía en mi recuerdos, algunos gratos, otros no tanto, y estos recuerdos eran transmitidos en mi cabeza mientras los saludaba a la distancia. La gente que no concía también tenía un impacto sobre mí, tal vez recuerdos, o imaginaciones, o algo más; la mayoría eran olvidados en cuanto abandonaban mi campo de visión, o en cuanto mu visión periférica captaba algún nuevo movimiento.
Después de un rato me aburrí, así que saqué mi cuaderno y empecé a escribir. Soy un escritor, y a eso es a lo que me dedico, a escribir.
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