¿Estoy soñando?
El piano suena afinado. Los graves vibran tal como los recuerdo, mismo los agudos. El banco no se ha movido, ni la silla del chelista. El chelo mismo no parece haber cambiado, su música tampoco.
Debo estar soñando.
El piano es muy hermoso: negro, liso, de cola. El chelo es más viejo, está mas derruído, pero tiene carácter. Ámbos tienen su historia.
La tapa del piano está abierta. El pie del chelo cae ante el atril.
Las partituras están en su lugar. No en el banco, las del piano; ni en el estuche, las del chelo. Se encuentran a la vista del intérprete, listas para ser interpretadas.
Simplemente no lo creo.
La música de los instrumentos llena el cuarto. Es la misma música que ayer practicábamos. Son las mismas notas, con los mismos errores y el mismo tempo.
Sin embargo, ella está en la cama y yo estoy observando.
sábado, 27 de agosto de 2011
lunes, 15 de agosto de 2011
El Mesero
–¿Está listo para ordenar?
–Sí –respondió Renato a la pregunta del mesero –. Quiero el espagueti al pesto.
–¿Y de tomar?
–Un vaso de agua, por favor.
Renato admiró las múltiples decoraciones del restaurante italiano mientras esperaba su comida. Pronto regresó el mismo mesero con un plato hondo y lo colocó frente a él. El plato estaba lleno de agua.
domingo, 14 de agosto de 2011
Mi ángel
He estado conviviendo con un ángel, ¿sabes? Es una aparición de alas cortas, de rostro hermoso y bondad eterna.
Sus labios son la llama de mi elocuencia. Cada beso enciende el fuego. Cada susurro lo mantiene ardiendo.
Su piel fría me hace invulnerable. Sus caricias me resguardan contra la muerte.
Y esos ojos me inundan de secretos. La mirada de dos almendras que evocan magia hacen que chispas vuelen, que el viento sople, que los cielos lluevan y colores brillen.
El día en que ella susurró algo a mi oído lo olvidé todo. Mis problemas, mis deseos, sólo estaba ella.
Si la abrazo (y lo hago a menudo) siento que mi cuerpo se convierte en algo muy ligero. Mis pies no tocan más el piso y el mundo se hace pequeño.
Si ella está cerca no le temo a nada; ni a la muerte, ni a la enfermedad, ni a la pobreza. Es mi ángel. Lo demás no importa.
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