La música me llena el día de hoy, una canción tras otra es escuchada, mis ojos analizan las partituras de piano de varias tonadas, y oigo una melodía hasta en el caminar de las personas. Pero hay una obra que hoy se levanta sobre las otras, una obra que resuena en mi cabeza y que resuena en el piano bajo el acariciar de mis dedos.
Empieza con un re, o es un mi? No, un si bemol, porque estás en ese tono, en re menor; le sigue un do, el de la siguiente octava, y luego un la y el si y el la y el si otra vez; así empieza, todo al ritmo de un vals, un vals en re menor.
Toco la pieza y todo parece estar bien a mi alrededor, es melancólica pero desde un punto de vista también es alegre; es cambiante, y a mis dedos les cuesta trabajo acostumbrarse a los cambios, pero poco a poco lo lográn, hoy es el primer día que intento tocarla toda seguida y a su verdadera velocidad, es dificil para mis dedos, pero definitivamente hay un avance.
Es un vals, y puedo imaginar una sala enorme llena de gente elegante, como en aquellos tiempos en que las fiestas se bailaban al ritmo del vals. Puedo ver a la gente con máscaras decoradas, sonriendo bajo ellas, bailando con su pareja, la espalda derecha y el cuerpo sereno.
En mi interior, a veces me siento como una de esas personas.
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