Hace tiempo escribí un debraye de porque la escritura es como un río, algunos de ustedes ya estaran familiarizados con él pues ya lo había publicado en mi face; bueno, es hora de publicarlo por aquí.
La escritura es como un río: en temporada de lluvias fluye poderoso y furioso, destruye todo lo que se encuentra en su paso; es un río inspirado y en sus aguas agitadas se puede mirar cualquier cosa. Cuando las lluvias terminan, en cambio, el río es otro, es tranquilo, inclusive lento, y aunque es en aquellos tiempos que la realidad se pueder ver reflejada en él, dicho reflejo carece de creatividad.
Hoy no es temporada de lluvias, el río es lento y aburrido para todo aquel que busca en sus aguas una fantasía.
Pero hay una ventaja que la escritura tiene sobre un río del mundo terrenal: la diferencia entre el río y la escritura es que, para el río, las temporadas de lluvia y sequía se dan en intervalos predecibles y constantes; para la escritura no es así, las temporadas vienen y van sin predicción posible, y es raro cuando las sequías duran mucho rato.
Es por eso que aguardo tranquilo a la espera de que el río de ideas tome fuerza de nuevo, sabiendo que dicha cosa puede ocurrir en cualquier momento. Porque si se sabe aguardar, las temporadas siempre son complacientes.
La escritura es como un río: en temporada de lluvias fluye poderoso y furioso, destruye todo lo que se encuentra en su paso; es un río inspirado y en sus aguas agitadas se puede mirar cualquier cosa. Cuando las lluvias terminan, en cambio, el río es otro, es tranquilo, inclusive lento, y aunque es en aquellos tiempos que la realidad se pueder ver reflejada en él, dicho reflejo carece de creatividad.
Hoy no es temporada de lluvias, el río es lento y aburrido para todo aquel que busca en sus aguas una fantasía.
Pero hay una ventaja que la escritura tiene sobre un río del mundo terrenal: la diferencia entre el río y la escritura es que, para el río, las temporadas de lluvia y sequía se dan en intervalos predecibles y constantes; para la escritura no es así, las temporadas vienen y van sin predicción posible, y es raro cuando las sequías duran mucho rato.
Es por eso que aguardo tranquilo a la espera de que el río de ideas tome fuerza de nuevo, sabiendo que dicha cosa puede ocurrir en cualquier momento. Porque si se sabe aguardar, las temporadas siempre son complacientes.
me gusto este post. 100% de acuerdo con ello. Como filosofos errantes sabemos como fluimos y de que manera expresarlo. Amen!
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