Oh Muerte; eres cruel, violenta, bella.
Sin embargo, dama oscura, no es posible
Observarte.
Tus ojos almendrados, tu mirada penetrante
Y tu rostro de marfil,
Los ocultas en la oscuridad. Sólo el agua,
Esa agua cristalina, tiene el privilegio
De ser reflejo de tu cara.
Por las noches lloras.
Te odias a ti misma.
Odias tu belleza.
Lloras.
Tu maquillaje ya se escurre, tus facciones
Se retuercen, pero sigues siendo hermosa.
Es entonces cuando sales, abrigada
Por las sombras, y desquitas tu pesar
A diestra y a siniestra.
Amanecen cientos de cadáveres.
La gente se lamenta.
La gente te apunta,
Pero tú, maquillada nuevamente,
Ya te encuentras refugiada.
Mirándote en el agua cristalina,
Odiando tu belleza,
Odiando tu violencia,
Estás arrepentida.
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