Es aquel dolor,
Navajas en mi pecho,
Es rojo, vivo,
Se desborda imparable,
Implacable,
Cual lluvia de tormentos,
Tormenta de sentir
Por mi rostro ensombrecido,
Manchando de rojos
Y de azules
Aquel santuario,
El que tu habitaste
Y en el que yo viví.
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