-Soy real, ¡soy real!
-No, no lo eres.
-Soy real, ¡soy real!
-¿Tú? Si soy yo el...
-Soy real...
-Si eres incorpóreo.
-...¡soy real!
-No lo pareces.
-Soy real...
-¡Disco rayado!
-...¡soy real!
-¡Predecible!, eso es lo que eres.
-Predecible lo será tu mano.
-¿Mi mano?
-Aquella con la que me escribes.
-Si tú eres el que dictas.
-Tú eres el que no me deja dictar, señor apolíneo.
-Bien, me callo; ¡habla!
-No funciona así.
-Bien, entonces dime, ¿cómo funciona?
-No puedo.
-¿Por?
-Tenemos que descubrirlo juntos para llegar.
-¿Y a dónde quieres llegar?
-No sé.
-¿Entonces qué me vas a dictar?
-No sé.
-¿Algo que sí sepas?
-Sí, que ya me fastidiaste.
-¿Yo? Tú eres el que no quieres decirme nada.
-Poco a poco.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Descúbrelo.
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