lunes, 27 de febrero de 2012

La página en blanco

-¡Lo odio, lo odio, lo odio!
-Tranquila, vamos, no es para tanto.
-¡Odio que me llamen así!
-Perdón, ¿vale?
-¿Me ves alas, acaso?
-No.
-¿Me ves echando polvitos mágicos?
-No.
-¿Me ves con un vestidito ridículo, un chongo y una varita?
-No, tienes razón.
-Eres un imbécil.
-Sí, lo soy. Perdón.
-¡Un idiota!
-¡Espera!, ¿a dónde vas?
-Así yo no trabajo.
-¡No, espera!
-Arréglatelas sin mí.

(Sugerencia: es una musa, no un hada de la escritura)

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